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Muerte del Feto
Cuando los padres reciben la desgarradora noticia de que su bebé ha muerto en el útero, su dolor puede ser abrumador. En unos pocos momentos, pasan de la ilusión de tener un hijo al intenso dolor que implica asumir la muerte de su bebé. Cuando la muerte del feto se produce después de 20 semanas de embarazo, se dice que el feto nace sin vida. Estas trágicas muertes ocurren en aproximadamente 1 de cada 160 embarazos,1 en la mayoría de los casos antes de que comience el parto. La mujer embarazada puede sospechar que algo no está bien si repentinamente el bebé deja de moverse y dar pataditas. Un número reducido de nacimientos sin vida ocurre durante el trabajo de parto y el parto propiamente dicho.

¿Cómo se diagnostica la muerte del feto?
La muerte del feto se puede confirmar mediante un examen por ultrasonidos (una prueba que utiliza ondas de sonido para tomar una fotografía del feto) que muestra que el corazón del feto ha dejado de latir. En algunos casos este examen puede ayudar a explicar la causa de su muerte. El médico también le realizará algunos análisis de sangre a la mujer para intentar establecer la causa de muerte del feto.

¿Qué tratamiento recibe la mujer embarazada?
El médico analizará con la mujer las opciones posibles para dar a luz al feto. Algunas mujeres pueden necesitar dar a luz de inmediato por motivos médicos. Sin embargo, muchas parejas pueden decidir en qué momento desean hacerlo. Algunas deciden esperar hasta que la mujer comience el trabajo de parto. El trabajo de parto a menudo comienza dentro de las dos semanas posteriores a la muerte del feto. Esperar hasta que comience el trabajo de parto generalmente representa cierto riesgo para la salud de la mujer. Si el trabajo de parto no ha comenzado luego de dos semanas, los médicos recomiendan inducir el parto ya que existe un pequeño riesgo de que se formen coágulos sanguíneos peligrosos una vez transcurrido este período.

La mayoría de las parejas decide inducir el parto inmediatamente después de enterarse de la muerte del bebé. Si el cuello del útero de la mujer todavía no ha comenzado a dilatarse para el trabajo de parto, el médico le administrará medicación vaginal para prepararlo y, a continuación, le inyectará en una vena la hormona oxitocina (también conocida como pitocina) para estimular las contracciones uterinas. Por lo general, sólo se recomienda una intervención cesárea cuando la mujer desarrolla problemas durante el trabajo de parto o el parto en sí.

¿Qué pruebas se realizan una vez que nace el feto?
Después del parto, se procede a examinar cuidadosamente el feto, la placenta y el cordón umbilical para determinar la causa de muerte. El médico�a menudo recomienda practicar una autopsia y�realizar pruebas para detectar problemas cromosómicos. En algunos casos, el médico recomienda pruebas para trastornos genéticos o varias infecciones.���

En hasta la mitad de los casos no es posible determinar la causa de la muerte del feto.2� No obstante, la información que se obtiene de estas pruebas suele ser útil para ayudar a las parejas a planificar su próximo embarazo, aun cuando se desconocen las causas de la muerte de su bebé.
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¿Cuáles son las causas de los nacimientos sin vida?
Los nacimientos sin vida pueden atribuirse a una serie de causas conocidas. En algunos casos, son varias las causas que contribuyen a la muerte del bebé. Entre las más comunes se pueden mencionar:

  • Defectos de nacimiento. Aproximadamente entre el 15 y el 20 por ciento de los bebés nacidos sin vida presenta uno o más defectos congénitos.1 Al menos el 20 por ciento de ellos�presenta anomalías cromosómicas, tales como síndrome de Down.1 Otros presentan defectos congénitos como resultado de causas genéticas, medioambientales o desconocidas.
  • Problemas en la placenta. Los problemas en la placenta provocan aproximadamente el 25 por ciento de los nacimientos sin vida.3 Uno de los problemas más comunes es el desprendimiento de la placenta. En estos casos, la placenta se desprende, de forma parcial o casi total, de la pared uterina antes del parto y provoca una hemorragia intensa que puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé. En algunos casos, puede provocar que el feto muera debido a la falta de oxígeno. Las mujeres que fuman cigarrillos o consumen cocaína durante el embarazo corren un mayor riesgo de sufrir un desprendimiento de la placenta.
  • Retraso en el crecimiento. Los fetos que tienen un atraso en su crecimiento corren un riesgo mayor de nacer sin vida. Cerca del 40 por ciento de los bebés que nacen sin vida presentan problemas de crecimiento insuficiente.2 Las mujeres que fuman cigarrillos o tienen hipertensión corren un riesgo mayor de tener un bebé con retraso en el crecimiento. Mediante un examen por ultrasonidos durante el embarazo se puede comprobar si el feto tiene un retraso en el crecimiento para que los médicos puedan realizar un seguimiento estricto del embarazo.
  • Infecciones. Aparentemente, las infecciones que afectan a la madre, al feto o a la placenta provocan entre el 10 y el 25 por ciento de los nacimientos sin vida aproximadamente.4,5 Las infecciones representan una importante causa de muerte fetal antes de las 28 semanas de embarazo.4 Algunas no provocan síntoma alguno en las mujeres embarazadas, como las infecciones genitales y en las vías urinarias y ciertos virus, tales como la quinta enfermedad (infección por parvovirus). Estas infecciones pueden pasar inadvertidas en el diagnóstico hasta que provocan complicaciones graves, tales como la muerte del feto o su nacimiento prematuro (antes de completar 37 semanas de embarazo).�
  • Condiciones crónicas de la mujer embarazada. Cerca del 10 por ciento de los nacimientos sin vida están relacionados con enfermedades crónicas de la madre, tales como hipertensión, diabetes, trastornos renales y trombofilias (trastornos de la coagulación sanguínea).5 Estas enfermedades pueden contribuir al atraso en el crecimiento del feto o al desprendimiento de la placenta.� Tipos de alta presión arterial inducidos por el embarazo (como la preeclampsia), también pueden aumentar el riesgo, en espcial cuando ocurren de nuevo en un segundo embarazo o más. 6
  • Accidentes del cordón umbilical. Los accidentes que afectan el cordón umbilical pueden provocar cerca del dos al cuatro por ciento de los nacimientos sin vida.3 Estos accidentes incluyen desde un nudo en el cordón hasta la ubicación anormal del cordón en la placenta y pueden privar al bebé del oxígeno que necesita.

Otras causas de nacimiento sin vida incluyen los traumatismos (como accidentes automovilísticos), los embarazos prolongados (un embarazo que dura más de 42 semanas), la incompatibilidad de Rh (una incompatibilidad entre la sangre de la madre y la del bebé) y la falta de oxígeno (asfixia) durante un parto complicado. Estas causas son poco comunes.

Ciertos factores de riesgo también están asociados con la muerte del feto. Algunos de estos factores incluyen 1,4,5

  • Edad materna mayor de 35 años
  • Obesidad materna
  • Gestación múltiple (mellizos o más)
  • Ascendencia afro-americana

Un estudio reciente encontró que las mujeres afro-americanas tienen un riesgo dos veces mayor para la muerte del feto que las mujeres blancas 6. No se sabe la razón por la que las mujeres afro-americanas tienen un riesgo mayor. El riesgo para las mujeres hispanas fue similar al de las mujeres blancas no hispanas 6.

¿Es posible prevenir el nacimiento sin vida?
Desde la década de 1950, el número de nacimientos sin vida se ha reducido considerablemente. Esto se debe en gran medida al mejor tratamiento de ciertos trastornos, tales como la hipertensión y la diabetes, que pueden incrementar el riesgo de muerte del feto. Actualmente, en las mujeres que tienen un control adecuado de su diabetes e hipertensión este riesgo es apenas mayor que el normal. Hasta la década de 1960, la incompatibilidad del factor Rh entre la madre y su bebé constituyó una causa importante de los nacimientos sin vida. Actualmente, por lo general es posible prevenirla inyectando a las mujeres Rh negativas globulina inmunizante a las 28 semanas de embarazo y después del nacimiento de un bebé Rh positivo.�

Las mujeres con embarazos de alto riesgo (incluidas las que padecen hipertensión y diabetes) son sometidas a un estricto seguimiento en la última etapa del embarazo, por lo general a partir de las 32 semanas aproximadamente. Mediante el monitoreo de los latidos del corazón del feto es posible determinar si tiene alguna complicación. Esto hace posible un tratamiento adecuado, y en algunos casos el parto anticipado, que puede salvar la vida del bebé.������

Los médicos suelen recomendar a las mujeres con embarazos de alto riesgo que cuenten las pataditas de su bebé a diario a partir de las 28 semanas del embarazo aproximadamente. Un método posible es registrar cuánto tiempo le lleva al bebé realizar diez movimientos. Si realiza los diez movimientos dentro de un período de dos horas, significa que todo está bien. Si la mujer cuenta menos de diez patadas en el transcurso de dos horas o si siente que el bebé se está moviendo menos de lo habitual, debe comunicarse con el médico. Éste podrá indicarle que se realice algunas pruebas, como un monitoreo del ritmo cardíaco fetal y un ultrasonido.��

Se recomienda a las mujeres embarazadas informar a su médico inmediatamente sobre cualquier hemorragia vaginal. Una hemorragia vaginal durante la segunda mitad del embarazo puede ser un signo de desprendimiento de la placenta. A menudo, una cesárea inmediata puede salvar al bebé.�

Los médicos realizan un estricto seguimiento de las mujeres que han tenido un nacimiento sin vida en el embarazo anterior para detectar cualquier signo de complicación en el feto. Esto permite asegurar que se tomen todas las medidas necesarias para prevenir otra muerte fetal.

¿Qué puede hacer la mujer para reducir su riesgo de nacimiento sin vida?
Se recomienda a las mujeres que consulten a su médico antes del embarazo. Esta visita permite al médico identificar y tratar ciertas enfermedades, como la diabetes y la hipertensión, antes del embarazo para reducir los riesgos de complicaciones durante la gestación. Esta visita también es una buena oportunidad para consultar al médico acerca de los medicamentos recetados, de venta libre y a base de hierbas que pueden representar un riesgo para el feto.

La obesidad puede aumentar el riesgo de nacimiento sin vida para la mujer.1,5 Se recomienda a las mujeres obesas que bajen de peso antes de concebir. Pueden consultar a su médico sobre cuál es el peso ideal y cómo pueden hacer para alcanzarlo. Las mujeres nunca deben intentar bajar de peso durante el embarazo. Sin embargo, las mujeres obesas no deberían aumentar tanto de peso durante el embarazo como lo hacen aquellas que no tienen sobrepeso. Las normas del Instituto de Medicina recomiendan que las mujeres embarazadas obesas limiten su aumento de peso a 11 a 20 libras, en comparasión a 25 a 35 libras para las mujeres que comienzan su embarazo a un peso normal 7.

Las mujeres no deben fumar, beber alcohol ni consumir drogas ilegales durante el embarazo. Todo esto puede incrementar el riesgo de un nacimiento sin vida y de otras complicaciones durante el embarazo.

¿Qué probabilidades hay de que se vuelva a producir un nacimiento sin vida en otro embarazo?
Por lo general, a los padres que han tenido un nacimiento sin vida les preocupa la posibilidad de que la tragedia se repita. El riesgo es muy bajo en la mayoría de los casos, aunque es mayor en el caso de parejas que han tenido un nacimiento sin vida anteriormente.�

No obstante, el riesgo de tener otro nacimiento sin vida puede incrementarse si la causa del nacimiento sin vida anterior fue una enfermedad de la madre (como la diabetes) o un trastorno genético. En tales casos, podría ser útil para la pareja consultar a un especialista en genética. Un especialista en genética puede asesorar a la pareja acerca de las probabilidades de que se produzca otro nacimiento sin vida u otras complicaciones durante otro embarazo.

Cualquier pareja que haya tenido un nacimiento sin vida debe discutir con su médico las probabilidades de que se repita antes de planificar otro embarazo. En algunos casos, el médico puede ayudar a la mujer a tomar ciertas medidas para reducir el riesgo durante otro embarazo. Por ejemplo, si la mujer padece de diabetes o hipertensión, puede llegar a tener la enfermedad bien controlada antes de intentar concebir nuevamente.����
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¿Cómo sobrellevan los padres su dolor?
Una pareja que ha tenido un nacimiento sin vida necesita tiempo para hacer el duelo. Los padres forman un vínculo con sus hijos mucho tiempo antes del nacimiento, por lo que es normal sentir una gran pérdida cuando el bebé que esperaban muere. Cada persona experimenta la pérdida de manera diferente. Los padres pueden experimentar muchas emociones, como shock, apatía, negación, profunda tristeza, culpa, enojo y depresión.

La mujer y su pareja pueden hacer frente al dolor de manera diferente. Esto a veces genera un estado de tensión en la pareja en un momento en el que más se necesitan el uno al otro. Puede ser útil pedir a su médico que los derive a un consejero con experiencia en la asistencia a parejas que han perdido un bebé. A algunas parejas también les resulta muy útil unirse a un grupo de apoyo para padres que han experimentado la pérdida de un embarazo. En estos grupos, pueden compartir sus sentimientos con otras personas que realmente comprenden la situación por la que están atravesando y a menudo les sirve para no sentirse tan solos.

¿Apoya March of Dimes la investigación sobre el nacimiento sin vida?
Las causas de un nacimiento sin vida suelen ser las mismas que producen los defectos congénitos, el nacimiento prematuro y la muerte del bebé. March of Dimes apoya numerosos estudios sobre anomalías genéticas, problemas de la placenta, enfermedades de la madre (incluida hipertensión) e infecciones del feto, los cuales pueden contribuir al nacimiento sin vida y a otros resultados adversos del embarazo. El objetivo último de estas investigaciones es desarrollar nuevas maneras de prevenir y tratar estos trastornos para que no produzcan nacimientos sin vida, defectos congénitos ni otras complicaciones durante el embarazo.

Referencias

1.� American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). (2009). Evaluation of Stillbirths and Neonatal Deaths. ACOG Committee Opinion, 383.�

2.� Reddy, U.M. Prediction and Prevention of Recurrent Stillbirth. (2007). Obstetrics and Gynecology, 110(5),�1151-1164.

3.� Eller, A.G., et al. (2006). Stillbirth at Term. Obstetrics and Gynecology,�108(2), 442-447.

4.� Silver, R.M., et al. (2007). Work-Up of Stillbirth: A Review of the Evidence. American Journal of Obstetrics and Gynecology,�196(5), 433-444.

5.� Silver, R.M. (2007). Fetal Death. Obstetrics and Gynecology,�109(1), 153-167.

6.� Anathe, C.V., & Basso, O. (2010). Impact ofPregnancy-Induced Hypertension on Stillbirth and Neonatal Mortality. Epidemiology, 21 (1), 118-123.

7.� Willinger, M., Ko, C.-W., & Reddy, U.M. (2009). Racial Disparities in Stillbirth Risk Across Gestation in the United States. American Journal of Obstetrics and Gynecology, 201. Retrieved September 28, 2009 from http://www.ajog.org/.

8.� Institute of Medicine, National Research Council. (2009). Weight Gain During Pregnancy: Reexamining the Guidelines. Retrieved September 17, 2009 from http://www.nap/edu/catalog/12584.html.

Febrero del 2010


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