La Diabetes Durante el Embarazo
La diabetes es un trastorno que hace que la concentración de azúcar en la sangre sea demasiado alta. Tiene lugar cuando el organismo no produce suficiente insulina o cuando no puede utilizarla como corresponde. La insulina es una hormona elaborada por el páncreas que permite al organismo convertir el azúcar de la sangre en energía o almacenarla como grasa.

Cuando la diabetes no se trata debidamente, la concentración elevada de azúcar en la sangre puede provocar daños a varios órganos, como los vasos sanguíneos, los nervios, los ojos y los riñones. Algunos diabéticos necesitan inyectarse insulina diariamente para evitar estas complicaciones.

Aproximadamente una de cada 100 mujeres en edad fértil padece diabetes antes del embarazo (diabetes preexistente).1 Un cuatro por ciento adicional desarrolla diabetes durante el embarazo (diabetes gestacional).2 La mayoría de estas mujeres puede estar segura de que tendrá un bebé sano ya que, si bien la diabetes conlleva algunos riesgos durante el embarazo, los avances en la atención médica hacen posible reducirlos considerablemente.

¿Qué riesgos conlleva para el bebé la diabetes preexistente?
Los bebés de las mujeres con diabetes preexistente que no han controlado su enfermedad debidamente están expuestos a una serie de riesgos. Estos riesgos pueden reducirse considerablemente con un adecuado control del azúcar en la sangre desde antes del embarazo.

  • Defectos congénitos. Las mujeres con diabetes preexistente tienen de tres a cuatro veces más probabilidades que las mujeres no diabéticas de tener un hijo con defectos congénitos graves, como defectos cardíacos, defectos del tubo neural (defectos congénitos del cerebro o de la médula espinal, fisuras otales y defectos renales, gastrointestinales y en las extremidades.3 No obstante, las mujeres diabéticas que han controlado adecuadamente la concentración de azúcar en su sangre antes y durante la concepción tienen un riesgo similar de tener un hijo con defectos congénitos que las mujeres no diabéticas.3
  • Aborto espontáneo. La elevada concentración de azúcar en la sangre cerca del momento de la concepción puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo.1
  • Nacimiento prematuro (antes de las 37 semanas de embarazo).1 Los bebés prematuros tienen más probabilidades de padecer problemas de salud durante las primeras semanas de vida, así como incapacidades permanentes.
  • Macrosomía. Las mujeres que no han controlado debidamente su diabetes tienen más probabilidades de tener un bebé excesivamente grande (con un peso de 10 libras o más), lo cual se conoce médicamente como macrosomía. Estos bebés son excesivamente grandes porque parte del azúcar adicional presente en la sangre de la madre atraviesa la placenta y pasa al feto. Cuando esto sucede, el feto comienza a producir insulina adicional que lo ayuda a procesar esta azúcar y a almacenarla como grasa. Esta grasa tiende a acumularse en la zona de los hombros y el tronco, lo que dificulta el parto vaginal e incrementa el riesgo de que el bebé sufra daños durante el mismo.
  • Nacimiento sin vida. Aunque los nacimientos sin vida son muy poco frecuentes, el riesgo aumenta cuando la diabetes no se encuentra debidamente controlada.4
  • Complicaciones en el neonato. Estas complicaciones incluyen problemas respiratorios, baja concentración de azúcar en la sangre e ictericia (color amarillento de la piel). Si bien estos problemas pueden tratarse, es mejor prevenirlos controlando la concentración de azúcar en la sangre durante el embarazo.
  • Obesidad y diabetes. Los bebés de mujeres diabéticas que no han controlado debidamente su enfermedad también pueden tener un riesgo mayor de obesidad y diabetes después de la adolescencia.1

¿Qué riesgos conlleva para el bebé la diabetes gestacional?
Las mujeres con diabetes gestacional tienen más probabilidades de tener un bebé con un defecto congénito aunque, por lo general, el riesgo es menor que en las mujeres con diabetes preexistente. Un estudio realizado en 2008 comprobó que las mujeres con diabetes gestacional tienen aproximadamente 40 por ciento más probabilidades que las mujeres no afectadas de tener un bebé con uno o más defectos congénitos.3 Este riesgo mayor se observa principalmente en las mujeres que eran obesas antes del embarazo. Los autores del estudio recomiendan monitorear a las mujeres con diabetes gestacional que además son obesas para detectar cualquier defecto congénito. Es posible que algunas de estas mujeres padecieran diabetes antes del embarazo sin saberlo. Como consecuencia de ello, es posible también que la concentración de azúcar en la sangre de estas mujeres haya sido elevada durante las primeras semanas del embarazo, lo cual aumenta las probabilidades de que el bebé nazca con defectos congénitos.

Al igual que en la diabetes preexistente, la diabetes gestacional mal controlada aumenta el riesgo de macrosomía, nacimiento sin vida y complicaciones en el neonato, así como el riesgo de obesidad y diabetes después de la adolescencia.5,6

¿La diabetes provoca otras complicaciones durante el embarazo?
Las mujeres con diabetes preexistente o gestacional pueden tener un embarazo sin complicaciones y un bebé sano, siempre y cuando controlen la concentración de azúcar en su sangre. Las mujeres que no controlan debidamente su condición, en cambio, tienen un riesgo mayor de sufrir ciertas complicaciones durante el embarazo, entre las que se encuentran:

  • Preeclampsia. Este trastorno se caracteriza por una alta presión arterial y la presencia de proteínas en la orina. En casos graves puede causar convulsiones y otros problemas en la madre, así como el desarrollo insuficiente y el nacimiento prematuro del bebé.
  • Polihidramnios. Esta enfermedad hace que la madre produzca una cantidad excesiva de líquido amniótico y puede aumentar el riesgo de parto prematuro.1
  • Parto por cesárea. Cuando el bebé es demasiado grande, por lo general los médicos recomiendan un parto por cesárea.6

¿Cuáles son las causas de la diabetes gestacional?
La diabetes gestacional ocurre cuando las hormonas del embarazo u otros factores interfieren con la capacidad del organismo de utilizar su propia insulina. Por lo general, las mujeres afectadas no presentan síntomas. Esta forma de diabetes suele desarrollarse durante la segunda mitad del embarazo y desaparece después del parto.

¿Quiénes corren riesgo de tener diabetes gestacional?
Las mujeres con ciertos factores de riesgo tienen más probabilidades de desarrollar diabetes gestacional. Estos factores de riesgo incluyen, entre otros:4,7

  • Diabetes gestacional en un embarazo anterior
  • Más de 30 años de edad
  • Sobrepeso y/o aumento excesivo de peso durante el embarazo
  • Bebé muy grande (más de nueve libras y media) o nacimiento sin vida en un embarazo anterior
  • Diabetes en uno o más miembros de la familia
  • Ascendencia de origen afroamericano, asiático o hispano y nativos de los Estados Unidos e islas del Pacífico.

No obstante, incluso las mujeres que no tienen ningún factor de riesgo pueden desarrollar diabetes gestacional. Por esta razón, los médicos suelen realizar a las mujeres embarazadas una prueba de detección precoz.

¿Qué pruebas se realizan a las mujeres para detectar la diabetes gestacional?
A la mayoría de las mujeres se les realiza una prueba de detección precoz de la diabetes gestacional entre las semanas 24 y 28 del embarazo. A menudo, a las mujeres que se consideran de alto riesgo (incluidas aquellas que han tenido diabetes gestacional en un embarazo anterior) se les realiza la prueba de detección precoz durante una consulta al comienzo del embarazo y, si los resultados son normales, se les vuelve a realizar una prueba entre las 24 y las 28 semanas.

La prueba consiste en extraer una muestra de sangre una hora después de ingerir una bebida que contiene 50 gramos de glucosa (una forma de azúcar). La muestra se envía al laboratorio para medir las concentraciones de glucosa que contiene.

Si la prueba de detección precoz indica que la mujer tiene concentraciones elevadas de glucosa en la sangre, deberá someterse a una prueba similar pero de mayor duración conocida como prueba de tolerancia a la glucosa. Para esta prueba deben extraerse muestras de sangre en ayunas y una, dos y tres horas después de ingerir 100 gramos de glucosa.

Una vez diagnosticada la diabetes gestacional, la mayoría de las mujeres puede controlar la concentración de azúcar en su sangre mediante una dieta adecuada y ejercicio.

¿Qué dieta se recomienda a las mujeres embarazadas diabéticas?
Las mujeres embarazadas con diabetes gestacional o preexistente deben seguir una dieta preparada especialmente para ellas. La mayoría de los médicos deriva a las mujeres con diabetes gestacional a un dietista para su tratamiento. Las mujeres con diabetes preexistente deben seguir una dieta especial desde antes del embarazo. Sin embargo, también es recomendable que consulten a un especialista en nutrición, ya que quizás sea necesario modificar la dieta a medida que evolucione el embarazo.

La cantidad de calorías que una mujer diabética embarazada debe consumir y la proporción de comidas de los diversos grupos alimenticios (cereales, proteínas, productos lácteos, frutas y verduras) dependerán de muchos factores como el peso, la etapa del embarazo y el ritmo de crecimiento del bebé. El médico y el dietista se basarán en estos factores, y en las preferencias alimenticias de la mujer, para elaborar una dieta adecuada.

Por lo general, las calorías diarias se distribuyen entre tres comidas principales y tres refrigerios, incluido uno antes de ir a dormir. En el caso de mujeres con diabetes preexistente, lo más probable es que el dietista recomiende una dieta que contenga 20 por ciento de calorías derivadas de proteínas (como carnes magras, aves, pescado, legumbres, huevos y frutas secas), aproximadamente un 30 a un 40 por ciento de calorías derivadas de grasas no saturadas (derivadas principalmente de plantas y verduras) y de un 40 a un 50 por ciento de calorías derivadas principalmente de carbohidratos complejos (lo que incluye frutas, verduras y granos, incluido pan integral, cereales, pasta y arroz).1 Los dulces deben evitarse por completo. A las mujeres con diabetes gestacional se les puede recomendar una dieta similar.

¿Es aconsejable para las mujeres embarazadas diabéticas hacer ejercicio?
El ejercicio es recomendable para la mayoría de las mujeres con diabetes gestacional y para muchas mujeres con diabetes preexistente. El ejercicio puede ayudar a controlar la diabetes al incentivar al cuerpo a utilizar la insulina de manera más eficiente. No obstante, las mujeres embarazadas diabéticas siempre deben consultar a su médico antes de comenzar una rutina de ejercicios. Las mujeres embarazadas que no controlan bien su diabetes o que padecen otras complicaciones, como alta presión arterial o daño vascular (causado por la diabetes preexistente), sólo deben realizar ejercicios cuando así lo recomiende su médico.

¿Requieren tratamiento con insulina las mujeres diabéticas embarazadas?
Muchas mujeres con diabetes preexistente necesitan inyectarse insulina para controlar la concentración de azúcar en su sangre. Durante el embarazo, estas mujeres suelen necesitar más insulina. Por lo general, la cantidad que necesitan aumenta con más rapidez entre las semanas 28 y 32 de gestación.1 Algunas mujeres con diabetes preexistente insulinodependientes logran mejorar el control del azúcar en su sangre con una bomba de insulina (un dispositivo del tamaño de un buscapersonas que suministra insulina a través de un pequeño tubo de plástico que se inserta a través de la piel).

Algunas mujeres con diabetes preexistente utilizan medicamentos orales para controlar la concentración de azúcar en su sangre. En la mayoría de los casos, estas mujeres deben dejar estos medicamentos y comenzar a inyectarse insulina cuando están intentando concebir y durante el embarazo. Los médicos están estudiando la seguridad y la eficacia de los medicamentos orales para la diabetes durante el embarazo, pero hasta que no se obtenga más información, suelen recomendar el tratamiento con insulina.1,8

Algunas mujeres con diabetes gestacional no logran controlar la concentración de azúcar en su sangre mediante una dieta adecuada y ejercicio. Estas mujeres son tratadas con insulina o con un medicamento oral para la diabetes (gliburida) durante el resto del embarazo. Estudios recientes sugieren que la gliburida es segura y tan eficaz como la insulina para controlar la concentración de azúcar en la sangre en mujeres con diabetes gestacional.9,10 (Dado que las mujeres que participaron en estos estudios recibieron el medicamento después del primer trimestre, no se ha podido comprobar si el tratamiento es seguro en los primeros meses del embarazo.)

¿Cómo puede una mujer embarazada controlarse la diabetes en casa?
Las mujeres embarazadas con diabetes preexistente o diabetes gestacional deben controlarse la concentración de azúcar en la sangre varias veces por día. Para ello, por lo general utilizan un pequeño dispositivo con un resorte para pincharse el dedo y obtener una pequeña muestra de sangre que se coloca sobre una tira reactiva que se inserta en un medidor de glucosa. Esto facilita el control de la concentración de azúcar en la sangre y la regulación de su dieta o las dosis de insulina entre consultas prenatales.

El médico también puede recomendar un análisis de orina en casa para medir la concentración de cetonas, que son ácidos débiles que se producen cuando la mujer embarazada no consume suficientes calorías y el organismo quema grasas en lugar de azúcar de la sangre para obtener energía. La presencia de una cantidad moderada a alta de cetonas en la orina puede indicar una diabetes mal controlada y la presencia de cetoacidosis, una complicación que puede provocar la muerte del feto si no se trata a tiempo. Los síntomas de cetoacidosis en la mujer pueden incluir náuseas, vómitos, aliento con olor a fruta, problemas para respirar, confusión mental y, si no se la trata debidamente, coma e incluso la muerte.

¿Qué pruebas se recomiendan para detectar complicaciones durante el embarazo?
El médico realiza un seguimiento estricto del tamaño y estado del feto, especialmente durante el tercer trimestre del embarazo. En algunos casos, indicará a la mujer embarazada que se realice una o más de las siguientes pruebas:

  • Ultrasonido. Esta prueba puede realizarse más de una vez para comprobar que el feto esté creciendo normalmente. Si el bebé alcanza un peso de nueve libras con 14 onzas o más, es probable que el médico recomiende un parto por cesárea cuando llegue a término.1
  • Monitoreo fetal sin estrés. Este procedimiento controla la frecuencia cardíaca del bebé. Puede repetirse semanalmente o con más frecuencia.
  • Perfil biofísico. Esta prueba combina el monitoreo fetal sin estrés con un ultrasonido. También puede repetirse semanalmente o con más frecuencia.
  • Recuento de movimiento fetal. Todos los días la mujer embarazada registra el número de patadas que siente durante una o dos horas.

En la mayoría de los casos, estas pruebas demuestran que el embarazo evoluciona normalmente. Si bien es más probable que una mujer diabética tenga que dar a luz mediante una intervención cesárea, la mayoría lo hace a través de un parto vaginal normal.

¿Requieren cuidados especiales las mujeres diabéticas después del parto?
Para algunas mujeres con diabetes preexistente puede ser más difícil predecir la concentración de azúcar en la sangre en las semanas posteriores al parto. Esto ocurre especialmente cuando la mujer está amamantando. Las mujeres con diabetes preexistente deben controlar su concentración de azúcar en la sangre con frecuencia para poder regular su dosis de insulina o los medicamentos orales para la diabetes junto con el médico.

En la mayoría de las mujeres con diabetes gestacional, la concentración de azúcar en la sangre se normaliza después del parto. La Asociación de Diabetes de los EE.UU. (American Diabetes Association, ADA) recomienda a las mujeres que tuvieron diabetes gestacional controlarse la concentración de azúcar en la sangre cada seis a 12 semanas después del parto para asegurarse de que sea normal.11 Estas mujeres tienen aproximadamente un 50 por ciento de probabilidades de desarrollar diabetes en el futuro,5 por lo cual la ADA también recomienda en estos casos un control del azúcar en la sangre cada tres años como mínimo.11 Las mujeres con diabetes gestacional pueden reducir su riesgo comenzando un programa de pérdida de peso y de ejercicio después del parto.

Estas mujeres están expuestas además a una probabilidad de hasta dos en tres de padecer diabetes gestacional en otro embarazo posterior.2 Un programa de pérdida de peso y de ejercicio después del parto también puede reducir el riesgo en este caso.

¿Qué puede hacer una mujer diabética antes del embarazo para reducir los riesgos para su bebé?
Las mujeres que tienen diabetes preexistente o que han tenido diabetes gestacional deben consultar a su médico antes de quedar embarazadas. Los cuidados previos a la concepción pueden ayudar a la mujer a controlar la concentración de azúcar en su sangre antes del embarazo. Esto es importante, ya que los defectos congénitos asociados con la diabetes se originan en las primeras semanas de embarazo, cuando la mujer posiblemente aún no sabe que está embarazada.

En una consulta previa a la concepción, las mujeres con sobrepeso deben evaluar con su médico la manera más adecuada de alcanzar un peso sano antes de quedar embarazadas. Las mujeres con sobrepeso u obesas corren un riesgo mayor de tener diabetes gestacional y otras complicaciones del embarazo, como alta presión arterial, parto prematuro, nacimiento sin vida, y de tener un bebé con ciertos defectos congénitos.12 Las mujeres que ya han tenido diabetes gestacional pueden reducir su riesgo en otro embarazo alcanzando un peso sano antes de quedar embarazadas. (Se aconseja a las mujeres obesas o con sobrepeso consultar a su médico para determinar qué peso deben alcanzar durante el embarazo; por lo general, las mujeres con sobrepeso deben aumentar de 15 a 25 libras y las mujeres obesas 15 libras.)12

Cuando una mujer con diabetes preexistente se propone quedar embarazada, los médicos suelen recomendar un análisis de sangre mensual o cada dos meses para medir la hemoglobina glicada (sustancia que se forma cuando la glucosa en la sangre se adhiere a la proteína de los glóbulos rojos). Este análisis demuestra el grado de eficacia con que se ha controlado la concentración de azúcar en la sangre durante los últimos dos o tres meses y sirve para determinar el momento más seguro para intentar quedar embarazada. Este análisis también puede utilizarse para realizar un control de la concentración de azúcar en la sangre durante el embarazo. En algunos casos, el médico puede recomendar a las mujeres con diabetes gestacional que se realicen un análisis de azúcar en sangre para determinar si la concentración de azúcar ha vuelto a su valor normal o si han desarrollado diabetes.

Como parte de una dieta sana, se recomienda a todas las mujeres tomar un complejo multivitamínico que contenga 400 microgramos de la vitamina B conocida como ácido fólico a partir de al menos un mes antes del embarazo para evitar los defectos del tubo neural. Las mujeres con diabetes preexistente están expuestas a un riesgo mayor de tener un bebé con este tipo de defectos, por lo que es fundamental en su caso tomar ácido fólico. En algunos casos, el médico puede recomendar dosis más altas.1 Se ha comprobado que las dosis diarias de 4,000 microgramos son eficaces para reducir el riesgo de tener otro bebé con un defecto del tubo neural en mujeres que ya han tenido un bebé afectado.

En una consulta previa a la concepción, el médico puede recomendar a las mujeres con diabetes pregestacional que toman medicamentos orales para la diabetes que los cambien por insulina.

Referencias
1. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Pregestational Diabetes Mellitus. ACOG Practice Bulletin, número 60, marzo de 2005.

2. American Diabetes Association (ADA). Gestational Diabetes. Consultado 11 de octubre de 2007, www.diabetes.org.

3. Correa, A., et al. Diabetes Mellitus and Birth Defects. American Journal of Obstetrics and Gynecology, septiembre de 2008, volumen 199:237.el-237.e9.

4. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Your Pregnancy and Birth, Cuarta edición. ACOG, Washington, DC, 2005.

5. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Diabetes and Pregnancy: Frequently Asked Questions. Consultado 11 de octubre de 2007, www.cdc.gov/ncbddd/bd/diabetespregnancyfaqs.htm.

6. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Gestational Diabetes. ACOG Practice Bulletin, número 30, septiembre de 2001.

7. National Diabetes Information Clearinghouse. What I Need to Know About Gestational Diabetes. Consultado 11 de octubre de 2007, www.diabetes.niddk.nih.gov/dm/pubs/gestational/index.htm.

8. American Diabetes Association (ADA). Standards of Medical Care in Diabetes � 2007. Diabetes Care, volumen 30, suplemento 1, enero de 2007, págs. s4-s38.

9. Langer, O. et al. Insulin and Glyburide Therapy: Dosage, Severity Level of Gestational Diabetes, and Pregnancy Outcome. American Journal of Obstetrics and Gynecology, volumen 192, enero de 2005, págs. 134-139.

10. Jacobson, G.F. et al. Comparison of Glyburide and Insulin for the Management of Gestational Diabetes in a Large Managed Care Organization. American Journal of Obstetrics and Gynecology, volumen 193, número 1, julio de 2005.

11. American Diabetes Association (ADA). Gestational Diabetes Mellitus. Diabetes Care, volumen 27, suplemento 1, enero de 2004, págs. s88-s90.

12. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Obesity in Pregnancy. ACOG Committee Opinion, número 315, septiembre de 2005.

Noviembre de 2008