Problemas Comunes Tratados en la NICU
A continuación se indican algunos problemas médicos que se ven en bebés prematuros o enfermos de la NICU. Sin embargo, cada bebé es único y es posible que no tenga estos problemas. Los alentamos a leer sólo aquello que les resulte útil según las circunstancias particulares de su bebé: Anemia: Es común que los bebés prematuros sean anémicos, lo cual significa que no tienen suficientes glóbulos rojos. Normalmente, el feto acumula hierro durante los últimos meses del embarazo y lo usa después de nacer para elaborar glóbulos rojos. Los bebés que nacen demasiado pronto posiblemente no hayan tenido suficiente tiempo para acumular hierro. La pérdida de sangre por los análisis de sangre frecuentes también puede contribuir a la anemia. Se trata a los bebés anémicos con suplementos de hierro, medicamentos que aumentan la producción de glóbulos rojos o, en algunos casos, con una transfusión de sangre. Anormalidades de las válvulas del corazón: Algunos bebés nacen con válvulas cardíacas demasiado angostas, cerradas o bloqueadas que evitan que la sangre fluya en forma pareja. En algunos casos, debe colocarse una derivación (injerto artificial) para permitir que la sangre evite el bloqueo hasta que el bebé crezca y pueda repararse o cambiarse la válvula. Apnea: Los bebés prematuros y aquellos con otros problemas médicos suelen no respirar con regularidad. El bebé inspira hondo, luego rápidamente y después se detiene durante 5 a 10 segundos antes de comenzar a respirar normalmente. Eso se conoce con el nombre de �respiración periódica�. Por lo general no es peligrosa y el bebé superará este problema. Sin embargo, sucede que los bebés prematuros y enfermos dejan de respirar durante 15 a 20 segundos o más. Esta interrupción en la respiración se llama apnea y suele estar acompañada por un ritmo cardíaco bajo llamado bradicardia. A los bebés de la NICU se los controla constantemente para detectar apnea y bradicardia (también llamadas las �A� y las �B�). Los sensores adheridos al pecho del bebé envían datos sobre su respiración y ritmo cardíaco a una máquina situada cerca de la incubadora. Si el bebé deja de respirar, suena una alarma. La enfermera estimula al bebé para que comience a respirar dándole pequeñas palmaditas o tocándole las plantas de los pies. Después de los episodios de apnea, el neonatólogo puede decidir darle al bebé medicamentos o usar equipos, como la C-PAP (presión positiva continua de las vías respiratorias; suministro de aire a los pulmones del bebé mediante tubos pequeños conectados a la nariz o mediante un tubo que se inserta en la tráquea). Conducto arterial persistente (PDA): El PDA o ductus arterioso patente es el problema del corazón más común en los bebés prematuros. Antes del nacimiento, gran parte de la sangre del feto pasa por un conducto (ductus arterioso) de un vaso sanguíneo a otro, pasando por alto los pulmones porque éstos todavía no se usan. Este conducto se cierra al poco tiempo de nacer para que la sangre comience su recorrido normal desde el corazón a los pulmones y viceversa. Si no se cierra, la sangre no fluye correctamente. En algunos casos, se logra cerrar el conducto con un tratamiento de medicamentos. Si no surte efecto, entonces se practica una operación para cerrarlo. Defectos del tabique del corazón: Estos defectos se refieren a un agujero en el tabique (septum) que divide el lado derecho del lado izquierdo del corazón. Por lo general, se presentan entre el tabique superior (auricular) o el tabique inferior (ventricular) que dividen la cavidad derecha de la izquierda. Debido al agujero, la sangre pasa a cavidades extra del corazón y éste tiene que bombear con más fuerza. El cirujano puede cerrar el agujero cosiéndolo o emparchándolo. Los agujeros pequeños pueden cicatrizarse solos y no necesitan intervención quirúrgica. Displasia broncopulmonar (BPD): Algunos bebés que reciben tratamiento de oxígeno y ventilación mecánica durante un período prolongado sufren de daño pulmonar y cicatrización. Enterocolitis necrosante (NEC): Este problema intestinal posiblemente peligroso afecta con más frecuencia a los bebés prematuros. Se produce daño en los intestinos cuando el flujo sanguíneo disminuye y las bacterias que normalmente están presentes invaden el área dañada causando más problemas. Los bebés con NEC sufren problemas de alimentación, hinchazón abdominal y otras complicaciones. Si las pruebas indican que el bebé tiene NEC, se lo alimentará intravenosamente mientras los intestinos se recuperan. En ocasiones, debe retirarse quirúrgicamente las secciones dañadas de intestinos. Estrechamiento de la aorta: Suele suceder que parte de la aorta, la arteria principal que envía sangre del corazón al resto del cuerpo, es demasiado angosta para que la sangre fluya en forma pareja. El cirujano puede retirar quirúrgicamente la parte angosta y unir los extremos abiertos, sustituir la sección estrecha con material fabricado por el hombre o emparcharla con una parte de un vaso sanguíneo tomado de otra parte del cuerpo. En ocasiones, el área estrechada puede ensancharse inflando un globo en el extremo de un catéter que se inserta por una arteria. Hemorragia intraventricular (IVH): La IVH se refiere al sangrado del cerebro y es más común en los bebés prematuros más pequeños (que pesan menos de 3 1/3 libras). El sangrado ocurre generalmente durante los primeros cuatro días de vida cerca de los espacios llenos de fluido (ventrículos) del centro del cerebro. La prueba de ultrasonido muestra si el bebé ha tenido sangrado en el cerebro y cuán grave es. Al sangrado del cerebro se le asigna un número de 1 a 4, siendo el 4 el caso más grave. Estas hemorragias por lo general son leves (grados 1 y 2) y se resuelven solas sin problemas duraderos o muy pocos. El sangrado más grave causa dificultades para el bebé durante la hospitalización y posibles problemas en el futuro. A raíz de este problema, debe controlarse cuidadosamente el desarrollo del bebé durante la infancia y niñez. Hipertensión pulmonar persistente del recién nacido (PPHN): Los bebés con PPHN no pueden respirar adecuadamente porque tienen alta presión arterial en los pulmones. Al nacer, en respuesta a los primeros minutos de respirar aire, los vasos sanguíneos de los pulmones normalmente se relajan y permiten el flujo de sangre por ellos. Así es cómo la sangre capta oxígeno. Cuando los bebés tienen PPHN, esa respuesta no sucede, lo cual produce una falta de oxígeno en la sangre y, en ocasiones, otras complicaciones. Los bebés con PPHN con frecuencia sufren de defectos de nacimiento (como defectos de corazón) o bien han tenidos complicaciones de parto. Estos bebés a menudo necesitan un ventilador (respirador) para ayudarlos a respirar. Existe un tratamiento con un gas llamado óxido nítrico (que se suministra por un tubo alojado en la tráquea), que ayuda a los vasos sanguíneos de los pulmones a relajarse y mejorar la respiración. Hipoglicemia: Significa niveles bajos de azúcar (glucosa) en sangre, que se diagnostica al poco tiempo del nacimiento. Esos niveles se controlan regularmente en los bebés cuyas madres tienen diabetes para determinar si sufren de hipoglicemia. Para prevenir y tratar este problema, se alimenta al bebé temprano y se le administra una solución intravenosa de glucosa. Ictericia: Los bebés con ictericia tienen un color amarillento en la piel y en los ojos. Esto ocurre cuando el hígado no puede extraer de la sangre un producto de desecho llamado bilirrubina. La bilirrubina se forma cuando se descomponen los glóbulos rojos. La ictericia es muy común en bebés prematuros y en bebés que tienen incompatibilidades de tipo de sangre con la madre (como enfermedad del factor Rh, incompatibilidad ABO) o enfermedad G6PD (no es una incompatibilidad). Por lo general, la ictericia misma no causa daño al bebé. Pero los niveles muy altos de bilirrubina pueden provocar problemas más graves. Por ese motivo, se controla con frecuencia el nivel de bilirrubina del bebé. Si sube demasiado, se lo tratará con luces azules especiales (fototerapia) que ayudan al cuerpo a descomponer y eliminar la bilirrubina. En ocasiones, el bebé necesitará una clase especial de transfusión de sangre llamada �exanguinotransfusión� para reducir los niveles altos de bilirrubina. Ese procedimiento significa que se extrae parte de la sangre del bebé y se cambia por sangre de un donante. Macrosomía: El bebé nace con demasiado peso, es decir 4,500 gramos (9 libras, 14 onzas) o más. Eso suele deberse a la diabetes materna y posiblemente el bebé nazca por cesárea. A estos niños también se les controla la hipoglicemia. Neumonía: Esta infección pulmonar es común en bebés prematuros y otros recién nacidos enfermos. El médico del bebé puede sospechar que el bebé tiene neumonía si el bebé tiene dificultades para respirar, si cambia su ritmo respiratorio, si los análisis de sangre muestran que los niveles de oxígeno han bajado o si el bebé tiene más episodios de apnea. Restricción del crecimiento intrauterino (IUGR): Es una condición según la cual el bebé crece en el útero más lentamente de lo normal y es más pequeño de lo normal para su edad gestacional al nacer. Este problema comúnmente se diagnostica durante el embarazo con una prueba de ultrasonido y se debe a complicaciones maternas o fetales. Al ingresar a la NICU, se evalúa a los bebés para averiguar la causa de esta condición, aunque no siempre se puede determinar. Retinopatía de los prematuros (ROP): La ROP es el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos del ojo, se produce sólo en bebés prematuros expuestos a altas concentraciones de oxígeno. Puede dar lugar al sangrado y la formación de cicatrices que dañan la retina del ojo (el recubrimiento en la parte posterior del ojo que transmite mensajes al cerebro) y a la pérdida de la visión. Un oftalmólogo (médico de ojos) examinará los ojos del bebé para evaluar si hay señales de ROP. Los casos leves suelen curarse sin tratamiento y con poca pérdida de la visión o sin problema alguno. En los casos más graves, el oftalmólogo puede realizar un procedimiento llamado crioterapia que ayuda a proteger la retina. Septicemia: Ésta es una infección posiblemente peligrosa del flujo sanguíneo, que indica que hay un germen presente que el bebé tiene dificultades para combatir. Cuando el bebé presenta síntomas como inestabilidad de temperatura o niveles irregulares de azúcar en sangre, se realizan ciertos análisis de laboratorio, cultivos y radiografías para diagnosticar esta enfermedad. El tratamiento es con antibióticos y se controla atentamente al bebé para ver si hay señales de mejoría. Síndrome disneico (RDS): Los bebés que nacen antes de las 34 semanas de embarazo suelen sufrir este problema respiratorio grave. Estos niños no tienen una combinación química llamada �surfactante�, que evita el colapso de los alvéolos de los pulmones. El tratamiento con surfactante ayuda a los bebés a respirar mejor. También es posible que se los trate con C-PAP (presión positiva continua de las vías respiratorias). Se suministra aire por tubos pequeños alojados en la nariz del bebé o mediante un tubo que se ha insertado en la tráquea. Al igual que con el tratamiento de surfactantes, la C-PAP evita el colapso de los alvéolos pequeños y ayuda al bebé a respirar aunque no realiza la mecánica de la respiración por el bebé. Los bebés más enfermos necesitarán temporalmente la ayuda de un ventilador mecánico para que haga el mecanismo de la respiración mientras se recuperan los pulmones. Tetralogía de Fallot: Se trata de una combinación de cuatro defectos del corazón por los cuales no toda la sangre llega a los pulmones. Por consiguiente, el bebé tiene episodios de cianosis (decoloración azul o grisácea de la piel por la falta de oxígeno) y puede crecer mal. Con las nuevas técnicas quirúrgicas, se puede componer este complejo defecto del corazón cuando el bebé todavía es pequeño. Transposición de las arterias principales: Las posiciones de las dos arterias principales que salen del corazón están revertidas y salen de la cavidad de bombeo que no les corresponde. Los avances quirúrgicos permiten la corrección de este defecto en los recién nacidos. Virus sincicial respiratorio (RSV): El RSV comúnmente causa infecciones en los niños. Es sumamente contagioso y casi todos los niños lo contraen antes de los 2 años de edad. Muchos bebés (y casi todos los niños más grandes) sufren un resfriado leve con el RSV, pero algunos bebés sufren infecciones de las vías respiratorias inferiores posiblemente graves, como la bronquiolitis (infección de los pequeños conductos respiratorios de los pulmones) y neumonía (infección pulmonar). Estas infecciones son particularmente peligrosas para los bebés prematuros, para aquellos que tienen problemas de pulmón o corazón o ciertas otras enfermedades crónicas. Su bebé puede contraer el RSV en cualquier momento del año, pero es más común entre el otoño y la primavera. Si tiene preguntas, consulte a su profesional de la salud. Septiembre del 2007/Octubre del 2008 |