Alrededor de 1 de cada 3 niños vive en un hogar en el que alguien fuma regularmente. Los niños expuestos al humo de tabaco tienen mayor riesgo de morir del síndrome de muerte súbita infantil (SIDS), de sufrir infecciones del oído, resfriados, neumonía, bronquitis, asma grave, dolores de cabeza, dolores de garganta, mareos, náuseas, falta de energía y nerviosismo o actuar fastidiosos. Cuanto más pequeño sea el niño, mayor es el riesgo.
El humo de tabaco o de segunda mano significa dos cosas:
- El humo que sale de la punta encendida de un cigarrillo, pipa o cigarro
- El humo que exhala el fumador
Al humo de tabaco o de segunda mano también se lo llama fumar pasivamente o fumar involuntariamente. Contiene más de 250 sustancias químicas perjudiciales y unas 50 de ellas pueden causar cáncer.
Qué puede hacer para proteger a su hijo contra el humo de tabaco
- Si usted o alguien en su casa fuma, ¡deje de fumar! Hable con su empleador o profesional médico para que le recomienden un programa de bajo costo. Visite el sitio web smokefree.gov. O comuníquese con la Asociación Nacional de Familias sin Tabaco, la Asociación Americana del Corazón o la Sociedad Americana del Cáncer.
- Si fuma y planea amamantar al bebé, deje de fumar. La leche materna de las mujeres fumadoras contienen sustancias químicas peligrosas para los bebés.
- No deje que nadie fume en su casa ni en su automóvil, en especial cuando los niños están presentes.
- Retire todos los ceniceros de su casa. Pueden animar a la gente a fumar.
- Guarde los fósforos y encendedores fuera del alcance de los niños.
- Al elegir una niñera o persona para que cuide a su hijo, asegúrese de que no fume cuando esté con el niño.
- Cuando esté en público con su bebé, pida a las personas que no fumen en su presencia ni en la de su hijo.
- No vaya a restaurantes que permiten fumar.