La esclerosis múltiple (EM) es un trastorno autoinmune que afecta al cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central). Los trastornos autoinmunes son trastornos que ocurren cuando los anticuerpos (sustancias que combaten las enfermedades producidas por el sistema inmune) atacan tejido sano del cuerpo por error.
En la EM, el sistema inmune ataca la cubierta protectora de las células nerviosas del cerebro y la columna vertebral. Con el tiempo, los nervios pueden dañarse y causar diferentes niveles de incapacidad. Aproximadamente de 250,000 a 350,000 personas tienen EM en los Estados Unidos (1).
La EM y otros trastornos autoinmunes suelen durar toda la vida. Puede haber períodos en los que las personas están bien (remisión) y otros en los que están enfermas (recaídas).
No se conocen a fondo las causas de la EM y otros trastornos autoinmunes. Una persona puede heredar ciertos genes que la hacen más propensa a desarrollar uno de estos trastornos. Los virus pueden ayudar a disparar el trastorno en las personas que tienen estos genes. Sabemos que las mujeres tienen trastornos autoinmunes con más frecuencia que los hombres. Con frecuencia la EM se desarrolla durante la edad fértil y puede afectar al embarazo. Afortunadamente, la mayoría de las mujeres que padecen de EM tienen un embarazo saludable.
¿Cuáles son los síntomas de la EM?
Los síntomas de la EM pueden ser de leves a graves. La mayoría de las personas que padecen EM están levemente afectadas con recaídas seguidas por épocas en que los síntomas están en remisión total o parcial (1). En otras personas, los síntomas se vuelven más graves con el tiempo y tienen poco alivio entre recaídas. Los síntomas incluyen, entre otros:
- Debilidad o rigidez muscular
- Temblores (temblor incontrolable en una parte del cuerpo)
- Dolor
- Problemas del habla
- Problemas de visión
- Fatiga
- Problemas en la vejiga o los intestinos
¿Cómo se diagnostica la EM?
Por lo general, la EM es diagnosticada por un neurólogo (un médico especializado en enfermedades del sistema nervioso). El neurólogo realiza un examen físico y una serie de pruebas, que pueden incluir, entre otras:�
- Pruebas del funcionamiento del sistema nervioso llamadas pruebas de potencial evocado
Pruebas de diagnóstico por imágenes, como resonancias magnéticas (RM). Una RM examina las áreas de las células nerviosas que pueden estar dañadas, llamadas lesiones.
- Punción lumbar, que consiste en introducir una pequeña aguja en la parte inferior de la espalda para extraer una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo. El líquido cefalorraquídeo se encuentra en los espacios dentro del cerebro y la médula espinal y a su alrededor. Luego, el líquido se envía al laboratorio para detectar ciertas proteínas del sistema inmune llamadas inmunoglobulinas, que suelen asociarse con la EM.
¿Cómo se trata la EM?
Hay muchos medicamentos disponibles para el tratamiento de la EM. Si tiene EM, consulte a su médico sobre los medicamentos que está tomando antes de quedar embarazada. Muchas mujeres embarazadas con EM no necesitan medicación ya que los síntomas suelen mejorar durante el transcurso del embarazo.
Muchas personas con EM toman un medicamento llamado beta interferón (Avonex®, Betaseron®, Rebif®) para aliviar las recaídas y retardar la propagación del daño nervioso. Estos medicamentos pueden aumentar el riesgo de aborto espontáneo y nacimiento sin vida del bebé (2). Si tiene EM, deje de tomar estos medicamentos antes de quedar embarazada y no los tome durante el embarazo. Consulte a su médico para cambiarlos por un medicamento que no implique riesgos.
Otros medicamentos utilizados para tratar la EM incluyen (1,2):
- Corticosteroides. La prednisona (Sterapred®), metilprednisolona (Medtrol®) y otros medicamentos relacionados pueden ayudar a reducir la inflamación (enrojecimiento e hinchazón) y aliviar los síntomas durante una recaída. Los corticosteroides tienen muchos efectos colaterales, por lo que sólo se pueden usar por una breve cantidad de tiempo. Son bastante seguros de usar durante el embarazo, aunque algunos estudios sugieren que pueden aumentar el riesgo de paladar hendido (abertura en el techo de la boca) cuando se usan al comienzo del embarazo (3).
- Inmunosupresores. Si tiene síntomas de EM serios, su médico podrá recetarle medicamentos contra el cáncer, como ciclofosfamida (Cytoxan®) y metotrexato (Folex®, Mexate®, Rheumatrex®). También puede tomar medicamentos para prevenir el rechazo de los órganos en pacientes trasplantados, como azatioprina (Imuran®). Estos medicamentos pueden ayudar con la EM, pero pueden causar serios efectos colaterales (como un mayor riesgo de infección seria). No tome estos fármacos durante el embarazo (2). El metotrexato y la ciclofosfamida se han asociado con defectos congénitos, y no se ha comprobado si la afatioprina es segura durante el embarazo (2).
Si tiene EM, puede tomar medicamentos para ayudar a aliviar síntomas específicos, como el dolor nervioso y los espasmos musculares. No tome ninguno de estos medicamentos durante el embarazo (1,2):
- Baclofen (Lioresal®)
- Carbamazepina (Tegretol® y otras marcas)
- Fenitoína (Dilantin®)
- Diazepam (Valium®)
Consulte a su médico si toma estos medicamentos para tratar la EM.
¿La EM presenta riesgos durante el embarazo?
Si tiene EM, es muy probable que tenga un embarazo sano y un bebé saludable. No obstante, es posible que tenga un riesgo mayor de parto por cesárea y de tener un bebé con un peso ligeramente reducido al nacer (2,4).
Muchas mujeres con EM experimentan síntomas estables o en mejoría durante el embarazo. La mayoría de las mujeres tiene menos recaídas, especialmente durante el tercer trimestre (2). No obstante, cerca del 20 al 40 por ciento de las mujeres con EM tienen una recaída en los primeros meses después de dar a luz (2). El embarazo no afecta la gravedad a largo plazo de los síntomas en las mujeres con EM (4).
Cuando está embarazada, debe consultar a su neurólogo y a su obstetra. Estos especialistas podrán ajustar su medicación durante el embarazo.